viernes, mayo 04, 2007

HAGAN JUEGO SEÑORES, HAGAN JUEGO




Algo estaba mal. O algo estaba haciendo mal. Todos se iban. Nadie se quedaba. Ese parecía ser mi destino, pero estaba dispuesta a enfrentarlo esta vez. Venía tragando muchas lágrimas y ese último trago de orgullo esa mañana específica me atragantó. La situación no daba para más, la templanza no alcanzaba y se acercaba mi punto límite, ese que a todos les daba miedo, especialmente a mí…
Sentía la adrenalina que tanto había ansiado y por primera vez en mucho tiempo tenía la sensación de que podía perder, que mucho más que ese juego de sms se definía esa mañana. Lo que no imaginaba era que ya había ocurrido algo determinante… Inesperadamente, la que había perdido el equilibrio era yo. Me preguntaba dónde estaba tu cabeza, si en el juego o en mí. Me preguntaba si yo ERA el juego.

Quizás de eso se trataba. Cuando aprendí a jugar, mi maestro me había advertido que algunos competidores solo buscan poseer a su oponente, despojarlo de su ser, separar a la persona del jugador y apresar a ambos… si era ese tu objetivo, estabas teniendo éxito. La mujer y la jugadora estaban cayendo.
Tu perfume flotaba en el aire, me hacía efecto, me llevaba a una tentación profunda, me invitaba a descifrarte mis cartas al oído, pero lo disfrazaba con mi siempre útil humor ácido. Con mi postura, con ese personaje que había creado… pero el disfraz se estaba cayendo. Había comenzado a caer al inicio de la partida, o tal vez me lo habías ido quitando cuidadosa y delicadamente a medida que el juego avanzaba y las apuestas se incrementaban… por otro lado, no estoy tan segura acerca de tu disfraz…

El juego se había vuelto tan personal que la mujer conspiró contra la jugadora. Pero que significaba perder la partida si ya me había extraviado en tu mirada?


El que no arriesga, no gana”, me decía a mí misma., Sea lo que fuera, lo que te alejó de repente, solo sé que el juego fue tuyo desde el principio y aún así subiría de nuevo cada apuesta, aunque juegues con cartas marcadas… desde esa partida, sigo en la mesa esperando que te animes a ver lo lejos que puedo llegar, pero ya no me dejaré engañar por tu mirada, ya no confiare en tus buenas maneras, ahora solo me retiraré, porque retirarse no es huir, ni esperar es cordura, cuando el peligro sobrepuja a la esperanza

Por ti volvería a jugar, por ti me dejaría ganar, por ti…NI UNA LÁGRIMA MÁS.

1 comentario:

El Salmón dijo...

Hay quien tiene estilo pero es mal jugador. La suerte suele jugar con cartas sin marcar y eso tenemos que aprender a sobrellevarlo.
Yo, por si acaso, me lo sigo jugando todo al dos de corazones... pero que también apuesten por mi.
Mil besos salmónidos